martes, 10 de marzo de 2009

IMPLOSION

Heme aún aqui, en los ultimos dos días no pude entrar al blog para actualizarlo, por lo que les pido disculpas. No se que ocurria, pero la pagina nunca terminaba de cargarse.
Ojala no se repita, ahi me di cuenta que perdería mucho no pudiendo acceder al contacto con ustedes.

Gracias por los comentarios, gracias por las visitas, que por el "gadget" de ver de donde provienen veo que nos vamos "americanizando" y de españa tambien hay algunos alguienes.
Gracias de verdad por interesarse en lo que aquí publico.

Me llena de gratitud hacia ustedes y me renueva los brios para seguir comunicando cosas que no son muy frecuentes en esta época de materialismo y superficialidad en los medios.

De todas maneras, me parece, que la crisis económica está haciendo que muchos "desaprensivos" comiencen a preguntarse sobre el futuro.
Y eso, me parece algo muy positivo para la humanidad.
Cuando nos falta algo que consideramos "normal" es cuando nos empezamos a preguntar cosas. Pero esto será motivo de otra entrada posterior.

Por ahora, les regalo otro articulo de Jorge Beinstein, que me parece aun mas contundente que el anterior:



Señales de implosión
Hacia la desintegración del sistema global

Jorge Beinstein

ALAI AMLATINA, 03/03/2009, Buenos Aires.-
Septiembre de 2008 marcó un
punto de inflexión en el proceso recesivo que se venía desarrollando en
los Estados Unidos a lo largo de ese año: estalló el sistema financiero
y la recesión comenzó a extenderse rápidamente a nivel planetario al
tiempo que se evidenciaban síntomas muy claros de tránsito global hacia
la depresión cuya llegada comenzó a ser admitida desde comienzos de 2009.

Ahora asistimos a un encadenamiento internacional de derrumbes
productivos y financieros acompañado por una mezcla de pesimismo e
impotencia en el más alto nivel de las elites dirigentes ante la
probable transformación de la ola depresiva en colapso general
.

La declaraciones de George Soros y Paul Volcker en la Universidad de
Columbia el 21 de febrero de 2009 marcaron una ruptura radical (1), muy
superior de la que estableció hace dos años Alan Greenspan cuando
anunció la posibilidad de que los Estados Unidos entre en recesión.
Volcker admitió que esta crisis es muy superior a la de 1929, eso
significa que la misma carece de referencias en la historia del
capitalismo, la desaparición de paralelismos respecto de crisis
anteriores es también (principalmente) la de los remedios conocidos.
Porque 1929 y la depresión que le siguió están asociados a la
utilización exitosa de los instrumentos keynesianos, a la intervención
masiva del Estado como salvador supremo del capitalismo y lo que estamos
presenciando es la más completa ineficacia de los estados de los países
centrales para superar la crisis. En realidad la avalancha de dinero que
arrojan sobre los mercados auxiliando a los bancos y a algunas empresas
transnacionales no solo no frena el desastre en curso sino que además
está creando las condiciones para futuras catástrofes inflacionarias,
próximas burbujas especulativas.

¿Implosión capitalista?
Por su parte Soros confirmó lo que era evidente: el sistema financiero
mundial se ha desintegrado, a lo que agregó el descubrimiento de
similitudes entre la situación actual y la vivida durante el derrumbe de
la Unión Soviética. ¿Cuales son esos paralelismos? Como sabemos, el
sistema soviético comenzó a desmoronarse hacia fines de los años 1980
para finalmente implotar en 1991, el fenómeno ha sido por lo general
atribuido a la degradación de su estructura burocrática haciéndolo en
principio intransferible al capitalismo que alberga una vasta burocracia
aunque no hegemónica como lo fue en el caso soviético. Existe un
proceso, una enfermedad que no es el patrimonio exclusivo de los
regímenes burocráticos, se ha desarrollado en el capitalismo al igual
que en civilizaciones anteriores a la modernidad: se trata de la
hipertrofia parasitaria, del predominio aplastante de formas sociales
parasitarias que depredan a las fuerzas productivas hasta un punto tal
en que el conjunto del sistema queda paralizado, no puede reproducirse
más y finalmente muere ahogado por su propia podredumbre. A lo largo del
siglo XX el capitalismo impulsó estructuras parasitarias como el
militarismo y sobre todo las deformaciones financieras que marcaron su
cultura, su desarrollo tecnológico, sus sistemas de poder. Las tres
últimas décadas presenciaron la aceleración del proceso adornado con el
discurso de la reconversión neoliberal, del reinado absoluto del
marcado, tal vez su punto más alto fue alcanzado durante el último
lustro del siglo XX, en plena expansión de las burbujas bursátiles y
cuando el poder militar de los Estados Unidos aparentaba ser imbatible.

Pero en la primera década del siglo XXI comenzó el desmoronamiento del
sistema, el Imperio se empantanó en dos guerras coloniales, su economía
se degradó velozmente y burbujas financieras de todo tipo
(inmobiliarias, comerciales, de endeudamiento, etc.) poblaron el
planeta. El capitalismo financierizado había entrado en una fase de
expansión vertiginosa aplastando con su peso a todas las formas
económicas y políticas, en 2008 los estados centrales (el G7) disponían
de recursos fiscales por unos 10 billones (millones de millones) de
dólares contra 600 billones de dólares en productos financieros
derivados registrados por el Banco de Basilea a lo que es necesario
agregar otros negocios financieros, según algunos expertos la masa
especulativa global supera actualmente los mil billones de dólares
(cerca de 20 veces el producto Bruto Mundial).

Esa montaña financiera no es una realidad separada, independiente de la
llamada economía real o productiva, fue engendrada por la dinámica del
conjunto del sistema capitalista: por las necesidades de rentabilidad de
las empresas transnacionales, por las necesidades de financiamiento de
los estados.
No es una red de especuladores autistas lanzados a una
suerte de autodesarrollo suicida sino la expresión radicalmente
irracional de una civilización en decadencia (tanto a nivel productivo
como político, cultural, ambiental, energético, etc.).
Desde hace más de
cuatro décadas el capitalismo global con eje en los países centrales
soporta una crisis crónica de sobreproducción, acumulando sobrecapacidad
productiva ante una demanda global que crecía pero cada vez menos, la
droga financiera fue su tabla de salvación mejorando beneficios e
impulsando el consumo en los países ricos, aunque a largo plazo envenenó
por completo al sistema.

Se ha puesto de moda achacarle la crisis a los llamados especuladores
financieros y según nos explican altos dirigentes políticos y expertos
mediáticos las turbulencias llegarán a su fin cuando la “economía real”
imponga su cultura productiva sometiendo a las reglas del buen
capitalismo a las redes financieras hoy fuera de control. Sin embargo a
mediados de la década actual en los Estados Unidos más del 40 % de los
beneficios de las grandes corporaciones provenía de los negocios
financieros (2), en Europa la situación era similar, en China en el
momento de mayor auge especulativo (fines de 2007) solo la burbuja
bursátil movía fondos casi equivalentes al Producto Bruto Interno de ese
país (3) alimentada por empresarios privados y públicos, burócratas
encumbrados, profesionales, etc. No se trata por consiguiente de dos
actividades, una real y otra financiera, claramente diferenciadas sino
de un solo conjunto heterogéneo, real de negocios. Es ese conjunto el
que ahora se está desinflando velozmente, implotando luego de haber
llegado a su máximo nivel de expansión posible en las condiciones
históricas concretas del mundo actual. Bajo la apariencia impuesta por
los medios globales de comunicación de una implosión financiera
afectando negativamente al conjunto de las actividades económicas (algo
así como una lluvia toxica atacando las verdes praderas) aparece la
realidad del sistema económico global como totalidad contrayéndose de
manera caótica.

Señales
Las declaraciones de Soros y Volcker fueron realizadas unos pocos días
antes de que el gobierno norteamericano diera a conocer la cifras
oficiales definitivas de la caída del Producto Bruto Interno en el
último trimestre de 2008 con respecto a igual período de 2007: la
primera estimación oficial que había fijado dicha caída en un 3,8 %
resultó ser una burda mentira, ahora resulta que la contracción había
llegado al 6,2% (4), eso ya no es recesión sino depresión. Japón por su
parte tuvo para el mismo período un descenso en su PBI del orden del 12
%, en enero de 2009 sus exportaciones cayeron 45 % en comparación con
igual mes del año anterior (5), en Europa la situación es similar o tal
vez peor, luego del derrumbe financiero de Islandia la amenaza de
bancarrota económica en varios países de Europa del Este como Polonia,
Hungría, Ucrania, Letonia, Lituania, etc., amenaza a su vez de manera
directa a las bancas acreedoras suiza y austríaca que podrían hundirse
como la de Islandia. Mientras tanto los grandes países industriales de
la región como Alemania, Inglaterra o Francia van pasando de la recesión
a la depresión. Los pronósticos sobre China anuncian para 2009 una
reducción de su tasa de crecimiento a la mitad respecto de 2008, sus
exportaciones de enero han sido 17,5 % inferiores de las de enero del
año anterior (6), este brusco deterioro del centro vital de su sistema
económico no tiene perspectivas de recuperación mientras dure la
depresión global por lo que su ritmo de crecimiento general seguirá
descendiendo.

Que Soros y Volcker abran la expectativa de un colapso del sistema
económico mundial no significa que el mismo se produzca de manera
inevitable, después de todo una de las principales características de
una decadencia civilizatoria como la que estamos presenciando es la
existencia de una profunda crisis de percepción en las elites

dominantes, sin embargo la acumulación de datos económicos negativos y
su proyección realista para los próximos meses nos están señalando que
la gran catástrofe anunciada por ellos tiene muy altas probabilidades de
realización.
A ese desenlace contribuyen la impotencia comprobada de los
supuestos “factores de control” del sistema (gobiernos, bancos
centrales, FMI, etc.) y la rigidez política del Imperio, por ejemplo
ampliando la guerra en Afganistán preservando así el poder del Complejo
Industrial Militar, gigante parasitario cuyos gastos reales actuales
(aproximadamente algo más de un billón de dólares) equivale al 80 % del
déficit fiscal de los Estados Unidos.

A estos síntomas económicos y políticos debemos agregar la crisis
energética y la alimentaria derivada de ella que seguramente volverán a
manifestarse apenas se detenga el proceso deflacionario (y tal vez
antes), todo eso bajo un contexto de crisis ambiental que ha pasado a
ser un factor actual de crisis (ya no es más una amenaza casi intangible
localizada en un futuro lejano).
Y detrás de esas crisis parciales
encontramos la presencia de la crisis del sistema tecnológico moderno
incapaz de superar, en tanto componente motriz de la civilización
burguesa, los bloqueos energéticos y ambientales creados por su
desarrollo depredador.

Desintegración, implosión y desacople
La desintegración-implosión del sistema global no significa su
transformación en un conjunto de subsistemas capitalistas o bloques
regionales con relaciones más o menos fuertes entre ellos, algunos
prósperos, otros declinantes (la unipolaridad estadounidense
convirtiéndose en multipolaridad, “desacople” ordenado en torno de
nuevos o viejos polos capitalistas). La economía mundial está altamente
transnacionalizada, conforma una densa maraña de negocios productivos,
comerciales y financieros que penetra profundamente en las llamadas
“estructuras nacionales”, inversiones y dependencias comerciales las
atan de manera directa o indirecta a los núcleos decisivos del sistema
global.

En términos generales para un país o una región la ruptura de sus lazos
globales o su debilitamiento significativo implica una enorme ruptura
interna, la desaparición de sectores económicos decisivos con las
consecuencias sociales y políticas que de ello se derivan. Además el
sistema global estaba hasta ahora organizado de manera jerárquica tanto
en su aspecto económico como político-militar (unipolaridad) resultado
del fin de la Guerra Fría y de la transformación de los Estados Unidos
en el amo del planeta. No solo en el espacio de concentración de las
decisiones comerciales y financieras (eso ya ocurría desde hace más de
seis décadas) sino también de las grandes decisiones políticas.

El hundimiento del centro del mundo (7) en medio (como detonador) de la
depresión económica internacional significa el despliegue de una cadena
global de crisis (económicas, políticas, sociales, etc.) de intensidad
creciente.


Recientemente Zbigniew Brzezinski dejó a un costado sus tradicionales
reflexiones sobre política internacional para alertar sobre la
posibilidad de agravación de los conflictos sociales en los Estados
Unidos que podría según él derivar en una generalización de disturbios
violentos (8). Por su parte y desde una perspectiva ideológica opuesta
Michael Klare ha descripto el mapa de las protestas populares
atravesando todos los continentes, países ricos y pobres, del Norte y
del Sur, iniciadas en 2008 como consecuencia de la crisis alimentaria en
un amplio abanico de países periféricos pero que comienzan a
desarrollarse globalmente en respuesta a la agravación de la depresión
económica (9): la multiplicación de crisis de gobernabilidad nos espera
en el corto plazo.

La hipótesis de implosión capitalista abre el espacio para la reflexión
y la acción en torno del horizonte postcapitalista donde se mezclan
viejas y nuevas ideas, ilusiones fracasadas y densos aprendizajes
democráticos del siglo XX, frenos conservadores legitimando ensayos
neocapitalistas y visiones renovadas del mundo empujando grandes
innovaciones sociales.

Agonía de la modernidad burguesa con sus peligros de barbarie senil,
pero ruptura de bloqueos ideológicos, de estructuras opresivas,
esperanza en la regeneración humanista de las relaciones sociales
.


- Jorge Beinstein es economista argentino, docente de la Universidad de
Buenos Aires.

-----------------------------------

(1), ”Soros sees no bottom for world financial 'collapse' ", Reuters.
Sat Feb 21, 2009. David Randall and Jane Merrick, “Brown flies to meet
President Obama for economy crisis talks”, The Independent , Sunday, 22
February 2009.
(2), US Economic Report for the President, 2008.
(3), En agosto de 2007 la capitalización de las bolsas chinas superaba
el valor del Producto Bruto Interno del año 2006. Dong Zhixin, “China
stock market capitalization tops GDP”, Chinadaily
(http://www.chinadaily.com.cn/china/2007-08/09/content_6019614.htm)
(4),Cotizalia.com, 27 febrero 2009, “El PIB de EEUUse hunde un 6,2 %en
el cuarto trimestre”.
(5), BBC News, 25-2-2009, “Japan exports drop 45 % to new low”.
(6), “China's export down 17.5% in January”, Xinhua, 2009-02-11.
(7), Jorge Beinstein, “El hundimiento del centro del mundo. Estados
Unidos entre la recesión y el colapso”. Rebelión, 8-5-2008
(http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67099).
(8), “Brzezinski: ‘Hell, There Could Be Even Riots’ “, FinkelBlog –
20/02/2009 -
(http://finkelblog.com/index.php/2009/02/17/brzezinski-hell-there-could-be-even-riots).
(9), Michael Klare, “A planet at the brink?”, Asia times, 28 de febrero
de 2009.


Más información: http://alainet.org
______________________________________
Agencia Latinoamericana de Informacion
email: info@alainet.org


Mandrake952

No hay comentarios.: