martes, 21 de julio de 2020

ANDREA Y GIANCARLO


Image: Visita guiada nocturna para descubrir la Galería de los Uffizi


ANDREA Y GIANCARLO


Corría el año 1622, vivíamos en una pequeña ciudad de Italia, cuyo nombre no recuerdo.

Tal vez Siena, no le sé y no lo he podido recordar.


Casas de piedra, suntuosas por dentro y austeras por fuera.


Vivias ahi con tus padres y hermanos.

Todos servidores del gran señor.

Pequeña de cuerpo, muy rubia, nariz aguileña, cuerpo magro.

No mas de 15 o 16 años, servías a los patrones y a sus visitantes.


Yo, unos 22 o 23, hijo de otro comerciante de rango menor al de tu patrón.

Grande, alto, muy delgado de hombros cuadrados y pelo largo hasta el hombro, cabello castaño.

Iba con mi padre a la casa de tus patrones.


Desde que te vi te amé, y tu también.

Nos comíamos con las miradas y sin permiso de nadie empezamos a frecuentarnos, claro que nuestra realación no era admitida públicamente, pero si tolerada.

Nuestro amor era verdadero.


Nos veíamos cuando se podía, pero nunca decidimos irnos a vivir juntos.

Siempre nos decíamos en nuestros apasionados encuentros: será mañana, cuando juntemos dinero para nuestra casa y yo consiga el permiso de mis mayores.

Ibamos a pasear por la ciudad y al río a ver las aguas correr.

Tuvimos dos hijos, tu siempre con tus padres y patrones, yo con mi familia pudiente.

Enfermaste, de algo que había en el agua. 

Tus padres me avisaron y te fui a ver, en un mar de lágrimas nos despedimos.

Me pediste que cuidara, velara por nuestros dos hijos, una varón y una niña, yo te lo prometí, y poco tiempo después te fuiste.

Moriste de mi mano, con una sonrisa, mirándome profundo en los ojos.

Fue tal el dolor que me arrasó, que nunca mas volví a ver a nuestros hijos, que fueron criados por tus padres y familia.

El dolor era tan grande que, seguramente, preferí intentar olvidar y no asumir mi compromiso.


Poco después en una guerra de esas absurdas de la época, de ricos conra ricos donde mueren seres jóvenes y pobres, yo también morí.

Partido mi corazón por un dardo.


Nuestra sangre corre hoy por las venas de mi familia.

Muchas generaciones han pasado desde aquel momento y es lo que han tardado nuestras almas en reencontrarse.

Tu Andrea, yo Giancarlo.


Es lo que sé hoy.

Lo sé, lo siento.

Y no puedo explicarlo.

Así es la historia que he recordado.

Tal vez hoy puedas perdonarme aquel juramento incumplido, no fue por debilidad, sino por un dolor inmenso que no pude tolerar.


Nuestro amor sigue intacto.


Los maravillosos pliegues del destino, han vuelto a unir nuestros hados.

Nos hemos reencontrado “por casualidad”, yo sé que te esperaba.

Tu volvías de otro amor y de tantas cosas.


Quisiera decirte que en éstas vidas de hoy, cumpliremos con aquel amor.

Pero no lo sé.

Solo quiero decirte que te amo, y que con tu perdón he podido volverme a amar.

Tuyo por siempre!











1 comentario:

tadakolatiolais dijo...

Casino de Monte Carlo | Dr.MD
Casino de Monte Carlo - 목포 출장마사지 Visit Dr.MD to 공주 출장샵 learn more about the history, history, and 익산 출장샵 entertainment 익산 출장샵 of 경상남도 출장마사지 the casino floor. Discover your favorite casino games.