sábado, 4 de julio de 2020

MANDRAKE, toda una vida!!

Muy buenos dias!!!

Luego de muuuucho tiempo, he decidido retomar el blog y volver a publicar.
Me han motivado en esta decision, mis dos hijos Miguel y Juan; ademas mi gran amiga Cris.
A los tres les agradezco con el CORAZON el impulso renovado y el entusiasmo.

Todo esto comenzo, con unos audios compartidos por watsapp sobre recuerdos de infancia sobre la actividad en parapsicologia, mediumnidad y canalizaciones varias que hacian mi madre Isabel y mi padre Guido, en la Rosario (Santa Fe, Argentina) en los años 50s con un grupo de amigos, encabezado por Julio Schafer un emigrado aleman con mucha experiencia en estas lides.

Este blog va a cambiar.
Voy a ofrecerles contenidos varios, pero con un sesgo mas personal.
Hare un link con mi Facebook a nombre de Mario Ricci (Mago Mandrake), que es mi nombre verdadero.
Y ellos me ayudaran (junto a amig@s) en la difusion en otras redes.

Uds se preguntaran de donde sale el "sudonimo" MANDRAKE?
ES TODA UNA HISTORIA!

En mis años mozos fui estudiante de medicina, en la Universidad Nacional de Rosario-UNR.
Alli comence mi militancia politica en agrupaciones de izquierda.
En el año 1975 siendo delegado estudiantil al gobierno de la facultad (electo segun las leyes de la epoca) concurri a una asamblea obrera en el barrio San Jose, en la vecina localidad de Villa Constitucion. 
Alli fui orador en apoyo a los huelguistas y entregue una colecta de dinero que habiamos realizado.
La policia provincial santafecina irrumpio en la asamblea y la disilvio.
Deteniendo a 350 trabajadores y a 3 "activistas" reconocidos por soplones infiltrados entre los participantes.
Alli fuimos secuestrados ilegalmente.
Ese hecho (y otros posteriores), mas el golpe civico militar de 1976, me llevo al exilio,

Hui a Brasil a la ciudad de San Pablo, donde me cobijaron compañeros de mi misma linea politica (trotskista), donde permaneci hasta el año 1978, en que debimos huir de ese pais ya que su gobierno (tambien una dictadura militar) devolvia a la Argentina a quienes habiamos escapado.
Refugiado politico en Naciones Unidas - ACNUR, fui "reasentado" en Francia con mi esposa.

En el año 1979, y luego de muchas penurias economicas, mi vida cambio y comence a trabajar en la Compagnie Nationale AIR FRANCE, en el aeropuerto de Charles de Gaulle 1.
Me desepeñaba como asesor linguistico en idiomas latinos (portugues, italiano, castellano y un poco de ingles a lo indio) en el servicio de Agentes Extranjeros que compartiamos con colegas arabes, japoneses, yankees, brasileños, mejicanos, etc.
Alli, por primera vez en mi vida (26 añitos) entre en contacto con una PC conectada a una red mundial (muy previa a Internet!) 1979.
Y me transforme en blogger!
Escribia en las paginas de "informacion telefonica" sin ninguna autorizacion.
Puesto que queria firmar y no podia hacerlo con mi nombre real, empece a utilizar el grandilocuente y poco humilde seudonimo "Mandrake le magicien des mots" (el mago de las palabras) que me ha acompañado desde entonces.

He alli el origen del Mandrake.

Hoy les regalo un relato ya antiguo sobre mi secuestro en Villa Constitucion el 11 de mayo de 1975.



SECUESTRO

                                                       Buenos Aires 7 y 11/05/94

Son las 6 y media de la tarde, es invierno.

El atardecer es hermoso, hace mucho frío.

La Asamblea aun discute en la canchita de futbol del barrio de Villa Constitución.


Llegan de pronto, los avisos planeados no funcionan, los miguelitos no pincharon las gomas de los carros de asalto.

Son cientos de milicos de la policia federal, provincial y gendarmeria.


Nos cercan. Cruzamos miradas de estupor.

Bajan de los carros y autos.

Nos cercan, nos dividen en grupos de mas o menos 60.

Suben a todos en ómnibus escolares.

A tres con pinta de activistas estudiantiles, nos separan y nos meten en un Torino rojo, con techo negro, con una patente tan vieja, que si no fuera trágico, nos daría risa con solo verla.


Cierran las puertas.

Van dos adelante, uno atrás con nosotros tres.

Nos dicen que bajemos la cabeza y nos pegan culatazos con las pistolas.


Después de andar casi media hora por la ciudad y la ruta, paran en medio del campo y nos bajan a golpes y empujones.

Nos atan las manos atrás de la espalda.

Abren el baúl y sacan unos trapos rejillas inmundos, húmedos, con los que nos vendan los ojos.

Nos hacen pasar un alambrado y entramos a un campo.


Mirándonos a la cara, el oficial a cargo se identifica: - soy el oficial Avellaneda y quiero que sepan que cumplo ordenes, recuérdenlo bien!

El es un tipo chiquito, magro, de ojos saltones.

Los otros dos gordos grandotes de bigotito policial.


Yo se quien es él.

Es un oficial de la “provincial”, que ha sido acusado bajo la Dictadura de Lanusse de haber secuestrado, torturado y asesinado al compañero estudiante Brandazza.

Y no puedo dejar de preguntarme: como el gobierno provincial, que no simpatiza con el nacional, puede autorizar un secuestro asi?


El sol se ha puesto, las últimas luces enrojecen las nubes en ese atardecer hermoso de campo.


Deliberan en voz baja, de pronto nos encaran y nos gritan: -corran zurdos hijos de puta!

Esitamos, pero ninguno de los tres se mueve.

Yo les digo, sorprendentemente calmo -que no, que no vamos a correr, que si nos van matar que lo hagan ahí y ahora.

Montan las armas.


Recuerdo que 5 dias antes han sido secuestrados 3 compañeros del PST y que aparecieron asesinados en La Plata.

Me pregunto en esos instantes eternos que marcaran toda mi vida futura, si esto será mi muerte.

Si moriré a los 22 años.

Me da muchísima bronca morir así, que me maten esos “lumpenes”, estoy furioso por la circunstancia, no por el hecho de morir.

Me parece que morir, ahí, así, es parte de la militancia que elegí.

No tengo miedo, si bronca.

Conservo toda mi lucidez.

Como se sentirán los tiros?, doldrán?, como será la agonía?.

Mi viejo me estará esperando “del otro lado”?


Uno de los compañeros se quiebra y empieza a llorar, nos tiran a los pies con sus pistolas.

Los tiros suenan a maderas que se parten, por esas cosas que tiene la vida saltamos pero no corremos.

Nos putean y golpean como 15 minutos.

Caemos al piso, sobre los yuyos del campo.

Nos suben de nuevo al Torino de patente trucha, retomamos la ruta.


A partir de ahí recorreremos dependencias policiales, algun tipo de fabrica muy grande con vigilancia y seguridad propia, con barreras y alambrados.

Voy prestando atención al recorrido, transpirando mares a pesar del frio, pensando que tal vez podamos sobrevivir.

Siempre y turnándonos vamos 2 en el baul y uno en el asiento trasero con uno de ellos.



Es el 11 de mayo de 1975, estamos en la zona industrial sur cercana a Rosario, Villa Constitucion, hay un conflicto sindical y político muy importante, el gobierno constitucional de Isabel Peron y Lopez Rega, ha denunciado un complot de la guerrilla fabril contra el estado. Ha recibido el apoyo del lider radical, el “chino” Balbín.

Será el ultimo gran conflicto que las direcciones de izquierda clasista llevarán adelante en el pais, antes de la dictadura militar del 76.

Estamos todos, algunos de afuera otros dirigiendo el conflicto o con delegados en las Comisiones Internas de las distintas fábricas involucradas (metalúrgicas y siderúrgicas del polo industrial).

La dirección clasista de la UOM Villa: Piccinini, Paulon y muchos otros, los “tosquistas”, el PRT, Poder Obrero, Vanguardia Comunista, el PCR, los Montos, Política Obrera, el PST, los centros de estudiantes de Rosario, la FUR, etc.


Mi mente trabaja a una velocidad increíble.

Pienso, cuando vamos en el auto, abrir la puerta y tirarme a la ruta, pienso en salir corriendo, pienso en hacerme matar.

Pero algo que siento dentro de mi me dice que espere.

Tengo los ojos vendados y las manos atadas por detrás.


Durante la noche nos llevan a lugares donde por el olor y los ruidos, sentimos que se come asado, se escuchan voces, risas de mujeres y niños, música.

Cada tanto, cuando nos rotan de lugares en el auto, nos golpean con saña y no solo ellos, sino otros que piden poder hacerlo.


Ya de madrugada, nos llevan a una dependencia policial con patio, ahí nos paran en su centro, nos tapan con una lona, nos atan a los tres juntos.

Los tres somos militantes: yo trosko, uno “chino” y un pibe Monto.

Llueve sobre nosotros.

Por el silencio y los cuchicheos, es evidente que hay mas gente mirándonos.

Somos, o seremos un escarmiento para todos.


Por momentos, por debajo de la venda y la lona, veo el piso y la luz.


A la madrugada nos suben a un ómnibus.

Nos llevan al fondo, luego suben muchas mas personas.

Comprendemos que son los compañeros detenidos en la asamblea la tarde anterior.

Como no hay milicos atrás, y a pesar de seguir vendados y tapados por la lona, pasamos nuestros nombres y apellidos y la organización a la cual hay que avisar.


Viajamos mas o menos, una hora.

Toda la gente baja en un lugar donde el ómnibus entra marche atras, se ve que es muy estrecho por las maniobras.

Cuando el ómnibus está vacío, bajamos nosotros.

Nos separan a los tres y me llevan a un calabozo muy pequeño, sigo vendado y atado de manos.

El calabozo no tiene mas de 1,50 x 1,50 m, es húmedo y esta a oscuras, tiene un banco de cemento adonde me hacen sentar a los empujones, me pegan varias trompadas en la espalda y el vientre, y un ultimo culatazo que me abre un tajo en la cabeza que empieza a sangrar.


Escuchamos una violenta discusión entre un oficial, que se identifica como de la policia provincial de Santa Fe y alguien que le dice que es de la policia federal.

Se gritan e insultan por varios minutos, se amenazan mutuamente, escucho ruido de montar armas, pero al fin el federal impone su orden y nos hace quedar ahí, y los echa de la dependencia.

El oficial de la provincia y sus hombres se retiran, pero dice que va a venir a buscarnos para hacer lo que le han ordenado hacer.


Yo estoy integramente empapado en sudor, no he tomado agua, ni ido al baño desde la tarde anterior, me estoy orinando.

La sangre, tibia me corre por la cara y empapa la venda de los ojos.


Se prende la luz, se abre violentamente la puerta del calabozo, me golpea en las piernas, un hombre muy grandote, me levanta en vilo, me grita que me pare, ordena que me desaten las manos, y me saquen la venda.


Enceguecido no veo nada.

Su vozarron grita que venga un médico.

El medico me limpia la sangre, me mira el tajo en la cabeza, me revisa y dice que estoy bien.


Me traen agua, pido para ir al baño y me dicen que si soy tan guapito para irme a meter en la boca del lobo, que me las aguante y que si me llego a orinar allí me van a hacer limpiar el calabozo con la lengua, y agregan el consabido: zurdos de mierda!


A pesar de que el calabozo solo tiene una ventilación, por los ruidos percibo que estoy en una ciudad, en una comisaria y que afuera hay mucha gente, como si fuera en un patio y que estan desayunando.

Se que es de mañana temprano del 12 de mayo y que estamos en alguna Delegación de la Policia Federal, presumo que de Rosario.


Al rato se abre la puerta, entra un persona con uniforme de fajina, es un oficial.

Alto, muy alto.

Me pregunta si me han torturado, le digo que no.

Que nos han golpeado toda la noche y que nos han secuestrado en Villa.

Me pide mi nombre, mi numero de documento y se va.


Al rato vuelve, me hace parar, se abre la puerta y aparece un hombre alto, gordo, de bigotito renegrido, cara redonda, bastante agitado y nervioso, me dice: - vos acá!


Se quien es.

Hace mucho que no lo veo, pero me ha tenido en sus rodillas desde los 6 años.

He dormido infinidad de veces en su casa, conozco a su familia desde niño.

A su mujer, a sus hijos, al tio P.

El conoce mi familia y a mi tio, juez tambien de la Camara de Rosario.

Es el padre de un gran amigo de la escuela primaria.

El juez federal de Rosario.


Me hace salir llevándome a un despacho, me hace sentar y me pide le cuente pormenorizadamente todo lo ocurrido desde la noche anterior, pero observo que nadie toma nota de nada.

Yo declaro ser dirigente del Centro de Estudiantes de Medicina y haber ido a la Asamblea para llevar fondos recolectados para sostener el Fondo de Huelga (lo cual es rigurosamente cierto).

No declaro mi condicion de militante político de una organización.

Recien entonces vuelvo a pedir ir al baño y me llevan.

He pasado mas de 14 horas sin orinar, esa meada me sabe a gloria!

Cuando menciono y denuncio el secuestro y al oficial Avellaneda, el juez mira al oficial de la federal y hacen caras.


El juez, padre de mi amigo de infancia, me dice que me he metido en un situación muy difícil, que he salvado la vida de casualidad.

Que legalmente he violado el estado de sitio y que debe ponerme, junto a todos los demás, a disposición de las autoridades del gobierno nacional y que vamos a ser trasladados al penal de Coronda.


Esa declaración, paradójicamente me pone feliz.

De estar muerto a un costado de la ruta, a ir preso bajo la autoridad de un juez federal en la carcel de Coronda, hay una gran diferencia.

Vivir o morir.


Insólitamente el juez se para, viene hacia mi, yo me paro y el me abraza con sentimiento.

Me dice casi con un susurro: - porque te metiste en esto, Mario!

Yo le digo que así es la vida.

La pregunto si puede avisar a alguien, que en mi casa (lease partido) deben estar muy preocupados.

Me dice que no puede ahora y que esa misma tarde se avisara formalmente a mi familia.

Me pregunta si he comido, me río.

Ordena darme de comer y que se me reúna con los otros detenidos.


Me llevan al patio cubierto, grande y con un gran vitreaux.

Hay mucha gente, calculo unas 200 personas o mas.


Se produce un silencio y luego una especie de pequeña ovacion, soy el primero de los tres que es “blanqueado”, vienen a palmearme la espalda.

Noto por las caras que debo estar bastante golpeado y marcado en la cara porque me dicen que me voy a poner bien.


Me dan una taza de mate cocido y un pebete de jamon y queso.

Ese mate cocido es el mas rico que tome en mi vida, amargo y dulce a la vez, pido mas.

La proxima taza me la trae M., una compañera de militancia detenida en la Federal de Rosario a disposición del PEN (poder ejecutivo nacional), nos comemos con los ojos, pero apenas nos saludamos para no “deschavar” pertenencias políticas.

Me dice: -tranquilo, ya estas “abierto” te llevan a Coronda.


Aun estoy mojado por el sudor de toda la noche, tengo frio a pesar de la campera y el pullover de lana.

Me siento con un olor corporal muy especial que no es a “chivo”, muy animal, fuerte agresivo, acre.


Pido permiso a los compañeros para sentarme en un banco.

Me acomodo, me tiran una campera encima y me quedo dormido, varias horas.

Por lo menos estoy vivo!


Cuando me despierto, estoy en medio de un grupo de militantes que discuten la situación en que estamos.

Reconozco a varios delegados y algunos miembros de la Comision Directiva de la UOM (Union Obrera Metalurgica)

Muchos me concen y me piden cuente lo que pasó.

Me dicen que mucha gente, abogados, familiares, diputados provinciales han sido informados y han logrado que el gobierno provincial exija que se nos libere a todos.

Ahí me entero que somos como 200 los detenidos.


Al rato llegan los abogados de la UOM de Villa, se reúnen con los Delegados, luego con el juez.


A las 3 de la tarde nos informan que van a liberar a todos menos a los tres secuestrados, para quien se ha pedido ponernos a “disposición del PEN”, dentro de lo vertiginoso de la situación, me parece lógico y aceptable.

Pero a los 15 minutos, nos dicen que nos vamos todos.

A partir de las 17 horas llegan ómnibus fletados por la UOM de Villa y empiezan a salir los compañeros obreros de allá.


El oficial grandote, de quien nunca sabré el nombre, me lleva aparte y me dice: - cuidado vos, que te estan esperando afuera para hacer lo que ayer no pudieron

Y me da un inesperado consejo: -cuidate pibe!


Pido entonces salir en un ómnibus que no sea el último, antes que sea de noche y que me dejen bajar de improviso donde yo les diga.

Los compañeros de la UOM me dicen que no me pueden proteger ahí, pero que vaya a Villa que alli si se haran cargo de mi.

Insisto y me dicen que si.


A eso de las 17 horas salimos, yo agachado entre unos 60 compañeros que me ocultan y protegen, en la esquina de 3 de Febrero y Alem veo al pasar el Torino rojo con Avellaneda y sus hombres en la esquina.


A las 20 cuadras, me largo del bondi, me subo a un “6”, y me bajo y me subo de varios ómnibus para despistar cualquier seguimiento.

Ya seguro de no ser seguido, voy a una casa “cerrada” del partido, toco timbre y me abre B.

Me abraza diciendo me: -estas vivo!

Si!, le digo.


Mi secuestro por miembros de las fuerzas policiales de Santa Fe, bajo un gobierno constitucional, ha terminado.

No así la persecución, como a tantos otros.

Ese mismo juez, quien me tuvo en sus rodillas de niño, me procesó por las leyes del Camaron (leyes autoritarias de otra dictadura militar), luego de un allanamiento ilegal practicado en mi casa (sin orden suya) por el ejercito en diciembre del 75, aun gobierno constitucional de Isabel y detuvo a un amigo, quien paso 7 años preso a disposición del PEN, en una causa abierta por él mismo.

Post data.

En el año 97 pude tener acceso a ella, leerla, mirarla, hojearla.

Es tan vacia, como debe haber sido la conciencia de ese pobre hombre... señor Juez, librando una orden de captura en mi contra, que me llevó a esconderme por 10 meses y a deber dejar el pais, condenándome a un exilio de 7 años, 4 meses y 11 dias.

Nunca me sobreseyó, nunca nada, solo una condena virtual a desaparecer o morir...señor juez!


Luego, muchos años despues, pude saber que en esas horas aprendi a no tener miedo fisico NUNCA MAS.





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