martes, 6 de enero de 2009

La Saga de RAMTHA parte VII

La Iluminación: el Señor del Viento
Pero mientras me sentaba en mi altiplano, y mi ejército engordaba y se volvía bastante deforme, poco tenía yo que hacer mas que contemplar mi juventud malgastada, como tu la llamarías.
Estuve muy ocupado durante mi juventud.
Y me sentaba allí y contemplaba al Dios Desconocido y cual sería su aspecto, y como sería ser el Dios Desconocido.
Para mi gran sorpresa y alivio, llegó un viento suave. Y el viento se deleitó conmigo en esa hora; se enredaba en mi cabello y se enroscaba en mis dedos; secó mis ojos mojados por las lágrimas y atrapó mi túnica, que era larga y suntuosa, y la levantó por encima de mi cabeza. Como ves, esa no era una posición muy noble para un conquistador, pero cuando me la quité de la cabeza y, con dificultad, volví a mi posición de estudio, el viento formó un remolino a mi lado que era de polvo color azafrán y lo convirtió en una columna apacible que subió hasta el cielo. Yo miré la columna, ye entonces en cuanto me distraje, el viento cesó y dejó que todo el polvo cayera sobre mi.
Luego, el viento, se fue soplando por el cañón, río abajo, atravesando los maravillosos huertos de olivos, tornando las hojas de esmeralda a plata, levantó las faldas de una hermosa muchacha alrededor de su cintura, con todo el revuelo que ello provocó.
Y luego se llevó el sombrero de un niño pequeño, y el niño se fue corriendo tras él, riendo sin parar.

No había hombre vivo a quien yo quisiera tener como ideal; ningún hombre.
Pero el viento demostró ser mucho mas que un ideal.
Así que dejé al viento que volviera; solo se rió en el vendaval del cañón. Luego cuando mi cara se volvió azul de tanto gritar y me senté en cuclillas, el vino y sopló en mi cara suavemente.
Eso es libertad!
Fue entonces cuando me di cuenta de lo que era el poder invisible. Contemplé el viento y me alineé con su naturaleza escurridiza y su ligereza, con sus contornos indefinibles.
Y al contemplar el viento, fue en él en lo que me convertí en la búsqueda de mi realización.

En mi vida, entidad, yo deseaba convertirme en el viento.
Y lo contemple durante años y años.
Se convirtió en mi ideal, eso es lo que yo quería.
Eso era a lo que apuntaban en convertirse todos mis pensamientos.
La primera experiencia no sucedió hasta seis años después de mi resurrección, pero cada noche, maestro, me iba a un lugar solitario a contemplar la luna y su apacible palidez y a contemplar el viento.
Y entonces fue solo por casualidad que me convertí en él. Pero al convertirme en él, solo había dejado mi cuerpo, el pensamiento era tan atractivo que dejé mi cuerpo y me vi suspendido en el aire; y cuando miré hacia abajo, a mi cuerpo, me llevé un susto y sentí miedo por primera vez desde que me atravesaran con la espada.
>Fue ese miedo que me devolvió a mi cuerpo, me incliné hacia el suelo y llamé a la Fuente, al poder, la causa, el viento, y lo alabé por elevarme a través de sus pensamientos y nunca me olvidé de su gracias, su belleza, su alineación con la vida, en la cual yo me había convertido en ese momento espléndido.

Y yo estaba en aquello llamado paraíso, maestro, porque yo pensaba que me había convertido en el viento, ya que había estado, estoy seguro, en el lugar donde el viento podría verme, si pudiera.
Así es que lo hice.
No quería nada, no deseaba nada, nada, salvo el pensamiento de convertirme en esa libertad. Y después de haberlo hecho la primera vez, sin importar cuan desesperadamente luché, ni cuanto sudor salió de mi cuerpo, ni cuantas maldiciones siguieron, no fui a ninguna parte.
Me quedé, y mucho mas pesado que antes, porque me había vuelto mas consciente de lo mucho que pesaba.
Cuando empecé a contemplar que fue lo que me había llevado a ese estado intangible, vi que fue un pensamiento decidido, claro y completo alineado con un ideal: el viento!
La siguiente noche llegué a mi lugar de actividad solitaria, contemplé el viento con un gozo exuberante y no me convertí en nada.
Y fui una y otra vez, y sabía que la experiencia no había sido una ilusión, sino que había ocurrido. Había visto una perspectiva diferente. Había estado en el aire como si fuera un halcón. Tenía alas que no veía. Y por debajo de mi vi mi lastimoso ser.

Pasó mucho tiempo, maestro, antes de que me convirtiera otra vez el viento; dos años después de este suceso.
Y el suceso ocurrió no de contemplar el viento, sino entrando en un sueño apacible. Alabé a la Fuente, al sol, a la vida, al polvo color azafrán, a la luna, a las estrellas, los suaves olores de jazmín; lo alabé todo. Y cuando cerré los párpados, he aquí que estaba de nuevo en los cielos.
Yo era el viento.

Me demoré mucho para darme cuanta, una vez allí, de como ir a otros lugares. Y me quedé fijo incansablemente por encima de mi cuerpo durante largos períodos de tiempo.
Y entonces se me ocurrió que la entidad llamada Cathay estaba en una situación muy peligrosa, él era un personaje muy robusto, amante de las mujeres y la bebida, que contaba historias exageradas solo para agregarles encanto, estaba atrapado en una situación difícil.
Desde mi punto de visión, vi como la vida se le escapaba.
Y para llegar hasta Cathay y soltarle el talón del estribo que estaba atado al caballo, en el instante en que mi pensamiento estuvo con él, allí estaba yo, en un abrir y cerrar de ojos.
Le solté el talón del estribo, me paré por encima de él y le deseé lo mejor; él pensó que estaba soñando.

Aprendí a viajar al instante, me di cuenta que el Dios indiscutible que se alineaba con el viento, el sol y los cielos, era el pensamiento. Porque cualquier cosa que sea el pensamiento, la entidad que es el Dios que tú eres, lo es.
Durante muchos años conocí sus atajos hacia reinos y otras entidades y vidas aun desconocidas. Visité las llamadas civilizaciones en el nacimiento de su futuro.
Aprendí caminos de mis amados hermanos que me seguirían, maestro, en su llegada a este plano para descubrir la Fuente.

Verás, cuando llegas aquí (el plano 3D, la tierra) no tienes memoria, puesto que estás atrapado en el ego que pertenece al cuerpo de ahora. Cuando aprendí estas cosas, empecé, sin demora, a enseñarles a mis amados hermanos sobre la Fuente.
En el proceso de descubrir quien soy, primero pasé del rechazo y la negación, al odio, la guerra, la cercanía de la muerte, y a un tiempo de estar en paz y mirar a mi alrededor en busca de respuestas.
Jamás pregunté nada a nadie.
Jamás pedí a mis soldados sus opiniones sobre nada.
Solo me pregunté a mi; solo a mi.
Ellos podían preguntarse a si mismos si querían unirse a mi opinión. Pero yo siempre estuve correcto en todo lo que hice; siempre fui responsable de todo lo que hice.
Maestro, pregúntale a un hombre: “De que forma debo creer?, cual debe ser mi aspecto?, en que debo creer? Como debo vivir?”
Mira lo que él es y cual es la conciencia aquí, igual que yo lo hice en mi tiempo, si lo haces morirás.
Esa es una verdad.

Ve y pídele al viento: “dame el conocimiento, viento. Ábreme y permíteme saber”, y el lo hará
Te transformaré de verde oliva a plata, y te llevará por los recovecos de los cañones, riendo contigo, descaradamente libre.
Yo no confiaba en el hombre: lo despreciaba.
Pero cuando aprendí acerca del Dios Desconocido y la vida, comencé a aprender sobre mi mismo y a amarme. Entonces empecé a amar a otros. Pero después de un punto, ese pensamiento se convirtió gradualmente en la fuerza vital de la totalidad de mi estructura celular.
Debido a que el deseo era tan fuerte, mi alma cambió la programación de mis células para aumentar la frecuencia vibratoria de ellas.
Pero la paz fue lo que permitió que esto ocurriera.
Cuando tratas arduamente de ser algo, lo único que consigues es ser muy arduo; es el esfuerzo que se está expulsando.
Jamás perdí de vista ese ideal ni olvidé la sensación de aquel momento cuando por primera vez miré por encima de mi cuerpo insignificante.
Pero fue la paz, que fue de aquí hasta aquí, y ahí comenzaron a funcionar los controles. Todas mis glándulas se transformaron, la pituitaria comenzó a expandirse enormemente, porque no había deseo en mis genitales, todo era miedo.
Eso dispuso mi alma para que cambiare el nivel de vibración y toda la frecuencia de mi cuerpo hasta que me volví mas y mas ligero.
Y la gente me miraba y decía: “mirad, hay luz alrededor del maestro!”
La había! Y el resplandor y la luz eran evidencias de que mi cuerpo estaba vibrando a una velocidad mas rápida.
Entonces, maestro, mis pensamientos se volvieron uno, y todo lo que existía era pensamiento en acción. Y entonces absorto en la contemplación de la luna, comencé a volverme mas y mas tenue.
Una noche, llegue hasta donde estaba la luna y ya no hubo mas miedo; estaba lleno de júbilo y de alegría.
Lo que yo había hecho, no tenía precedentes. Y aun así, regresé, pero solo para aguardar ansiosamente el ver si podía hacerlo una y otra vez.
Y lo hice.

Se convirtió en una expectativa, como el respirar lo es para ti, pero requirió todo ese tiempo programar el alma para que dejara que ocurriera.
Lo ves?
Las personas se sientan y piensan acerca de ser esto y ser lo otro y después, si no lo son en el segundo siguiente, se dan por vencidas y se sienten frustradas.
No tienen paciencia, porque el pensamiento debe trascender en emoción, y la emoción debe pasar por la totalidad de la configuración física.
Así es como se hace!
Ahora de ningún modo estoy diciendo que esto te llevará a ti tanto tiempo como me llevó a mi. Yo era un hombre ignorante; y tu eres culto.
Lo que se necesita es aceptarlo; aceptarlo.
Tu lo sabes. No existe duda.
Es lo que crea la emoción en el alma lo que produce el cambio en la estructura física y hace que ocurra.

Mandrake 952

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